Un enfoque victimológico de la justicia penal: el acusador particular como concreción de la tutela jurisdiccional efectiva del agraviado
Fecha
2024-12-03Autor
De la Cruz Medina, Jorge Luis Gregorio
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El presente trabajo de investigación es parte de la observación tanto de la praxis
judicial como del estado actual de la normatividad procesal penal, para, a partir de allí,
analizar los supuestos problemáticos anclados en una exacerbada observancia al
principio acusatorio que va en perjuicio de un derecho fundamental como lo es la
tutela jurisdiccional efectiva, en este caso, de la víctima. Y es que el ofendido, quien al
fin y al cabo es quien sufre el menoscabo a su bien jurídico, ha sido históricamente
relegado a un papel secundario, al expropiarse estatalmente su condición de tal dentro
de la relación jurídico procesal penal. De ese modo, se condiciona la prosecución del
proceso penal a la voluntad del Ministerio Público en delitos de ejercicio público de la
acción penal, desconociéndose así –y hasta cierto punto- el papel estelar que también
juega la víctima en el proceso penal.
En tal sentido, ante erróneas calificaciones jurídicas por parte de la Fiscalía, o ante
pedidos de sobreseimiento en sede intermedia, o de conformidad de sentencias
absolutorias o sobreseimientos en segunda instancia por parte del fiscal superior,
existe posición mayoritaria en la judicatura de anteponer la voluntad del representante
de la Fiscalía por sobre la del agraviado, declarándose el fin de la causa penal cuando
tal funcionario público manifiesta su deseo de no continuar con el trámite de la misma.
Así, las cosas, a efectos de democratizar aún más el sistema de justicia penal, así como
de legitimar en mayor medidas las decisiones jurisdiccionales, se hace necesario la
inclusión de la figura del acusador particular, a efectos de que sea el ofendido mismo
quien, subsidiariamente (en supuestos en que la Fiscalía no quiera continuar con la
persecución penal), y ante supuestos debidamente tasados, puede ejercitar la acción
penal ante el órgano jurisdiccional competente, el cual de todos modos se verá
obligado a sanear la acusación particular, conforme a las exigencias del artículo 349
del Código Procesal Penal. De ese modo, se optimizará la debida observancia al
derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva que asiste a la víctima. This research work is based on the observation of both the judicial praxis and the
current state of criminal procedure regulations, and, from there, analyze the
problematic assumptions anchored in an exacerbated observance of the accusatory
principle, which is detrimental to a fundamental right such as effective judicial
protection to the detriment of a fundamental right such as effective judicial protection,
in this case, of the victim. The victim, who after all is the one who suffers the harm to
his or her legal right, has historically been relegated to a secondary role, with the state
expropriating his or her status as such within the criminal procedural legal
relationship. Thus, the prosecution of the criminal proceeding is conditioned to the
will of the Public Prosecutor's Office in crimes of public prosecution, thus ignoring, to
a certain extent, the stellar role that the victim also occupies in the criminal
proceeding.
In this sense, when faced with erroneous legal qualifications by the Prosecutor's
Office, or when faced with requests for dismissal at the intermediate stage, or
acquittals or dismissals at the second instance by the superior prosecutor, there is a
majority position in the judiciary that the will of the representative of the Prosecutor's
Office prevails over that of the aggrieved party, declaring the end of the criminal case
when such public official expresses his desire not to continue with the proceeding.
Thus, in order to further democratize the criminal justice system, as well as to
legitimize jurisdictional decisions to a greater extent, it is necessary to include the
figure of the private prosecutor, so that it is the victim himself who, subsidiarily (in
cases in which the prosecution doesn’t want to continue with the criminal
prosecution), and in duly specified cases, can bring the criminal action before the
competent jurisdictional body, which in any case will be obliged to sanction the
private prosecution, in accordance with the requirements of Article 349 of the Code of
Criminal Procedure. In this way, due observance of the victim's fundamental right to
effective judicial protection will be optimized.







